lunes, 9 de abril de 2012

¡Grande Miguel!


 Tanto esfuerzo y dedicación da sus frutos: un turista de la ciudad de Luján visitó el observatorio municipal "Ángel Di Palma". Unos días después, sintió la necesidad de expresar esa gran acumulación de sentimientos que había experimentado mientras escuchaba al Director, Miguel de Laurenti. Este es el texto que publicó en El Civismo, bisemanario de Luján.

UN TESORO EN  LA  LLANURA 
Por Antonino E. Martínez
Docente
   El Observatorio Astronómico Municipal de Mercedes cuenta con un telescopio reflector Cassegram de 60 cm de diámetro y 10,5 m de distancia focal. Está ubicado aproximadamente 900 m de la Ruta 41.  Lleva el nombre de Ing. Ángel Di Palma, en homenaje a quien iniciara esta actividad en forma particular. Actualmente depende de la Dirección de Cultura y Educación de ese municipio.
   Constituye uno de esos aspectos del país que no miramos, de las cosas que no vemos o que no queremos ver.

    Su actual director, el profesor Miguel de Laurenti, sostiene, filosóficamente, que nos cuesta valorar lo cercano, lo inmediato.
    Esta institución dicta cursos de distintos niveles sobre astronomía y todos los viernes –si las condiciones del cielo lo permiten- de 20 a 23 brinda charlas y la posibilidad de observar el firmamento desde un lugar despejado sin interferencias edilicias, arbóreas o distorsionadas por reflejos lumínicos.

     En la página web www.astronomiamercedes.org figura toda la información sobre este observatorio tan cercano a nuestra ciudad. Pero lo que quisiera destacar aquí es la importancia de contar con personas convencidas del valor de su tarea y apasionadas por transmitir sus conocimientos como el profesor de Laurenti y también con gobernantes que, a pesar de que los recursos son siempre escasos y múltiples las situaciones de urgencia que deben cubrir los municipios, destinan una parte, a sostener una actividad aparentemente innecesaria, que algunos quizás consideren un gasto superfluo, que podría destinarse a algo más productivo o tal vez más popular.

       El director de este observatorio que, así como enfoca con precisión el telescopio, corta el césped del predio,  me trajo a la memoria a José Valentín Comar. Fue muy popular a mediados de la década del 50 y en la siguiente pues era el encargado de dar el parte meteorológico en el noticiero del viejo Canal 7, en los principios de la televisión argentina. Algún lector con años y buena memoria lo recordará. Tuve la suerte de conocerlo cuando era director del Servicio Meteorológico Nacional. A raíz de un proyecto sobre meteorología vino a dar una charla a la Escuela Industrial. Contó acerca de sus viajes y largas estadías en la Base Argentina en la Antártida y también que, cuando había tormenta, llevaba a sus hijos al balcón del departamento en que vivían en Buenos Aires y les mostraba los distintos tipos de nubes y los cambios que se iban produciendo hasta el momento en que comenzaba a llover.

       Para el que nada sabe todo es igual. Quien tiene algún conocimiento de pintura mira un cuadro y advierte detalles; quien posee experiencia lectora disfruta un buen texto.
       El conocimiento ilumina todo lo que nos rodea y contribuye a hacer atractiva la vida.

       La astronomía,  con fuertes vínculos con la matemática y la física, es una ciencia “dura” en contraposición con las ciencias sociales o humanísticas, consideradas “blandas”. No concuerdo plenamente con esta división. Creo más bien que conviene recordar que los grandes físicos y matemáticos, como Pascal, por ejemplo, fueron también filósofos.

       He allí, en Mercedes, en la fértil llanura bonaerense, un pequeño tesoro de ciencia que con frecuencia pasa desapercibido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario